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EPM Capitulo 5

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Capitulo 5:

Baako estaba en un gran almacén con todos los demás que iban a la misión. Al final solo iban a quedarse Andy, Wendy y Akane, aunque ella no entendía por qué. Le hubiera gustado que ellos también vieran dónde se encontraban ahora. Era una gran explanada con techo y con multitud de aviones, avionetas, helicópteros y demás medios de transporte. Los habían vestidos a todos como adolescentes normales, de hecho les habían dejado elegir el vestuario. Baako estaba que se salía de emoción y se removía en sus shorts de cuero marrón, que había combinado con una camiseta ceñida negra con un garabato y con unas botas de cordones. Observó a los otros. También estaban nerviosos, hablaban por los codos e incluso algunos se mordían las uñas. Menos Darío, claro. Ese chico nunca se emocionaba por nada, Baako frunció el ceño. No le daba buena espina, nunca se la había dado.

De repente empezó a sonar un ruido atronador del techo, y Baako dio un respingo a la vez que se llevaba las manos instintivamente a la cabeza. Los demás pararon de hablar y miraron arriba también. El techo era móvil, se estaba replegando. Conforme más se abría, más luz del exterior entraba, por un momento se cegó completamente, pero en seguida volvió a abrir los ojos, pues no quería perderse eso por nada del mundo. Poco a poco se fue dejando ver un prado enorme por el gran portalón. Un prado, verde. Así allí era donde estaba la base. Y todos esos años sin haberlo visto.

- ¡Chicos, atención! – el jefe se había puesto en frente de los chicos para que le prestarán atención -. Ahora vais a subiros en el avión que os indique, os vais a sentar con los cinturones puestos y vais a esperar a que conectemos el chip del programa.

Baako se estremeció, cuando dijo eso último. La verdad es que se ponía a temblar cada vez que decían de conectar el programa para hacer alguna prueba o algo así. Era doloroso. Pero solo al encenderlo, después te acostumbrabas, aunque no le apeteciera nada pasar dolor justo en ese momento. La chica echó a andar hacia donde les indicaba el jefe. Echó su mochila en la parte de atrás del avión y empezó a subir las escaleras detrás de Alex. Cuando estuvo de pie dentro del avión supo que no había vuelta a tras y sonrió.

                                                                *          *          *
Un resplandor intenso nubló su vista durante unos instantes, resplandor, que iba acompañado de un dolor de quemadura en las palmas de dedos y pies. Nota la cabeza como si le estuvieran dando con un bate, pero si cerrabas los ojos y apretabas los dientes, no tardaba tanto en pasarse. Luego sentía un cosquilleo por toda la piel y se iban pasando los demás efectos. Entonces ya podías abrir los ojos, pero solo veías una luz blanca. Poco a poco, la luz se iba difuminando y entrabas en una especie de estado de nirvana hasta que la luz se iba por completo.

Entonces era cuando abrías los ojos de verdad. Y entonces era cuando lo veías todo. Veías cada pequeño detalle, por imperceptible que fuese. Eras capas de sumar multiplicar, dividir y resolver una ecuación en tan solo un segundo. Tu mente iba tres veces más rápido de lo normal, y eso se notaba. Podías percibir incluso las señales de calor. Era como llevar unas gafas, sabes que no eres tú la que está viendo todo eso, como si no debieras verlo.

- Chicos, ¿vais bien? – preguntó el jefe.

Los chicos lentamente asintieron con la cabeza, algunos todavía en el estado de nirvana, sin darse cuenta de que incluso ya sobrevolaban la tierra.

- Bueno, sabéis que se pasa rápido – tosió una vez, y luego, cuando todos le prestaban atención, prosiguió -. Aterrizaremos en un descampado. En el avión llevamos cuatro motos. Os subiréis en ellas e iréis a la dirección que os hemos implantado en el programa. Es una fiesta de adolescentes así que intentad disimular, ¿de acuerdo?
- Pero si somos adolescentes – replicó Osman.
- Ya, pero no sois normales – dijo el jefe con una carcajada.

Cuando el avión aterrizó, Baako no tardó en quitarse el cinturón e ir corriendo hacia la otra sala del avión. Donde descansaban cuatro motos, una era verde, otra negra y las otras dos eran azules y rosas. Una compuerta empezó a abrirse dejando salir una rampa para que bajaran. La chica se subió en la moto verde y puso el dedo en el lector de huellas. Al instante un repertorio de lucecitas se encendió y se escuchó el ruido del motor al encenderse, la sonrisa de Baako se ensanchó un poco más. Notó como Narel se subía en la parte de atrás y escuchó que el jefe estaba dando las últimas explicaciones. Y sin que hubiera parado de hablar, su amiga le susurró al oído:

- ¿A qué estás esperando?

Baako miró hacia atrás y vio que todos sus compañeros estaban ya en sus posiciones. Adri manejaba la moto rosa, con Osman detrás, Alex y Anastasia iban en la azul y Darío iba solo en la suya. La chica negra volvió la vista hacia el frente otra vez y sin ponerse el casco pisó a fondo el acelerador. La moto empezó a correr que se las pelaba, omitiendo la voz del jefe, que ya sonaba en la distancia. Lo que más le había gustado siempre de los entrenamientos eran las partes de conducir, y no había ni que hablar de lo que sentía cuando iba pasando bajo los árboles a esa velocidad. Pero cuando se sintió verdaderamente alucinante fue cuando llegaron a la carretera. No puso evitar lanzar un grito de eufórica acompañado por las carcajadas de Narel, las protestas de Darío y la adrenalina de todos los chicos.
xD
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